Jésed-Guevurá-Tiferet

Jésed-Guevurá-Tiferet

Jésed significa bondad en el sentido de una benevolencia absoluta, gratuita e ilimitada.
Es la total cristalización de la disposición para conferir bondad y benevolencia con el objeto mismo de conferir bondad, sin importar los méritos del receptor. Es el atributo o la disposición que subyace a la creación, para traer a la existencia receptores para la benevolencia Divina, y así está escrito: “El mundo fue construido por Jésed” (Salmos 89:3). O sea, como es intrínseco a la naturaleza del benévolo ser benevolente en la acción, Di-s llamó a ser —a partir de la nada— el mundo y todas las criaturas. La Creación, por lo tanto, es un acto de Jésed, y es de este atributo que la fuerza vital Divina, que anima a toda la creación, emana. La implicación de Jésed (la creación y su sostén continuo) es una manifestación de la benevolencia infinita (Jésed) que es de la esencia de Di-s.

Sin embargo, la radiación del Jésed Divino es tan ilimitada como su Fuente, en tanto que las criaturas a las que emana son limitadas y finitas. Las criaturas finitas no pueden absorber ni tolerar semejante abundante y poderosa emanación como lo es el Jésed Divino. De ser expuestas a él, se volverían nulas y dejarían de existir. Jésed precisa ser controlado, restringido, y su fuerza plena resguardada, ocultada, limitada. Esto se logra mediante Guevurá.

Guevurá significa “Poderío” o “Fortaleza” en el sentido de severidad. Es el atributo de Din (Ley y Juicio). El din exige que Jésed sea distribuido justamente, o sea, en proporción con los méritos del presunto receptor, y no de manera gratuita e ilimitada. Así, es el principio que procura controlar, limitar y restringir.
Guevurá implica tzimtzúm, contraer, retirar, esconder y limitar las emanaciones Divinas. Por sí mismos, Jésed y Guevurá presentan una antinomia como principios diametralmente opuestos uno del otro, pues Guevurá busca impedir, total o parcialmente, la emanación de Jésed. Así, de la severidad de Guevurá se derivan también los severos Juicios Divinos. Pero esto no significa que Guevurá es un concepto estrictamente negativo. Por el contrario, siendo uno de los atributos Divinos, debe verse como positivo y contribuyente.
De hecho, la benevolencia Divina según es canalizada por medio de Guevurá puede tener una ventaja exclusivamente peculiar. Particularmente en el marco del acto de creación, Guevurá —precisamente como se expresa por el tzimtzúm— es, en efecto, una expresión del Amor y la Benevolencia Divinas. Pues, como hemos visto, el tzimtzúm posibilita que las criaturas de Di-s puedan existir y subsistir. Sin embargo, éste no sería el caso si Guevurá dominara sola. Tal como Jésed por sí mismo imposibilita que la creación pueda subsistir, del mismo modo Guevurá por sí misma excluye la existencia de la creación. Pero como ambos son atributos Divinos en absoluta unidad con la esencia Divina, no son principios separados ni luchan uno con el otro. Ellos pueden “operar” exitosamente por vías de una facultad mediadora, el Divino atributo de Tiferet.
Tiferet armoniza y mezcla el flujo libre de Jésed con el severo tzimtzúm de Guevurá. Los combina de manera tal que Jésed siga fluyendo, limitado por Guevurá como para que Jésed resulte tolerable, o sea, que las criaturas puedan continuar existiendo incluso cuando se benefician de Jésed. Tiferet, por lo tanto, no es una mezcla por igual sino que tiende a Jésed.

Esta cualidad explica por qué esta sefirá es llamada Tiferet, “belleza”: combina los diferentes colores de Jésed y Guevurá, y el armonioso colorido de este atributo lo hace hermoso (Tiferet).

La relación entre estas tres sefirot se ve a las claras. A ello se debe que, juntas, formen una tríada conocida con el acróstico de JaGaT. También, estas tres son las Midot esenciales o básicas en relación con las que las otras no son sino derivadas, como se verá en la sección siguiente. Pues todas las Midot son un aspecto de Jésed (emanación y derrame), de Guevurá (retiro y restricción), o de Tiferet (la armoniosa mezcla de los dos aspectos anteriores). Además, muy a menudo se habla de Tiferet sola como del principio de las Midot porque contiene dentro de sí las disposiciones básicas de las Midot.
Hay una serie de términos que aparecen frecuentemente como sinónimos para estas tres Midot.
Así Jésed se llama Guedulá (Grandeza; magnificencia) porque expresa la infinita Grandeza (Benevolencia) de Di-s; Guevurá es sinónimo de Din (Juicio), y Tiferet de Rajamím (Compasión; misericordia). Rajamím, la Compasión Divina, es el principio armonizador que restringe el Jésed excesivo y mitiga la severa Guevurá, y de ese modo el plan Divino de creación resulta posible y la “disposición del benévolo es ser benévolo” se concreta.
En este contexto, Tiferet también es llamado Emet (Verdad). Similarmente, hay una referencia frecuente a diversos otros factores que se corresponden con estas Midot así como también con las otras sefirot. Así, las siete Midot tiene entidades correspondientes en las siete figuras dominantes de las Escrituras llamadas “los padres del universo”: Avraham, Itzjak, Iaacov, Iosef, Moshé, Aharón y David.
Cada uno de estos, por su posición individual, disposición y modo de servicio y veneración, se corresponde con una de las Midot. La referencia más frecuente es a los tres Patriarcas según se corresponden con las tres primeras Midot. Así, Avraham representa Jésed porque sus inclinaciones y actividades expresaron bondad y benevolencia en su máximo grado. Itzjak simboliza Guevurá pues éste era el atributo más dominante en él. Iaacov representa Tiferet porque él combinó el Jésed de su abuelo y la Guevurá de su padre.

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