Preparándonos para Yom HaKipurim

Preparándonos para Yom HaKipurim

 

 

Introducción:

 

Estamos a las puertas del día más sagrado del año para nuestro pueblo judío: El día de expiaciones. Yom HaKipurim. ¿Cómo podemos reconciliar el Día de Expiación, con el hecho de que no hay Templo donde realizar la expiación ni Cohén Gadol que la ejecute? ¿Cómo reconciliar el kaporet anual con la expiación permanente y eterna que ha provisto para nosotros nuestro justo Mesías? ¿Cómo reconciliar “la sangre” del macho cabrío con la “sangre derramada” de Yeshua? ¿Cómo reconciliar la búsqueda del perdón, cuando se nos ha dicho que “todos nuestros pecados han sido perdonados” y “estamos completos en él”?

¿Cómo podemos afligir nuestras almas como si no hubiéramos encontrado expiación cuando Mashiaj, “con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que por medio de él se acercan a HaShem?

 

La destrucción del Templo crea una situación de total desesperanza para todo judío que no ha descubierto en Yeshua la fuente permanente de expiación dada por el Eterno. La ausencia del Templo nos obliga a considerar que todo lo que en allí ocurría era una sombra de una fuente de purificación y expiación superior.

 

La Mishná́ (Yomá 8:9) nos informa de la respuesta que Rav Akiva dio a la comunidad judía desesperada por la falta de Templo en los días posteriores a su destrucción por los romanos. Esta fue su conclusión: “Feliz eres tú, Israel… ¿Quién te purifica? Tu Padre en los cielos”. Desviando la fuente de expiación del Templo a la oración y las buenas obras, se cambió totalmente el judaísmo. Esto significa que lo que hoy día se conoce como Judaísmo en sentido tradicional, no es comparable al judaísmo de los días cuando el Templo estaba en pie. Hacer esa diferenciación es de extrema importancia para todos los que segumos a Yeshua como Mesías.

 

Después de la destrucción del Templo no hay otra alternativa que comprender que la fuente verdadera y auténtica de expiación no viene sino de nuestro Padre en los cielos. ¿Cómo podemos hablar de Yom Kipur sin Templo, sin Cohén Gadol y sin los dos machos cabríos asignados para tan solemne ocasión?

 

La misma pregunta nos la hacemos nosotros y bendito sea el Eterno que tenemos la respuesta: Yeshua es la propiciación dada por nuestro Padre en los cielos y su sangre derramada, superior a la de los machos cabríos, fue introducida en el lugar Santítismo del Tabernáculo no hecho de manos en los Cielos. Allí está él, como nuestro Cohén Gadol, intercediendo constantemente por su pueblo y por todos nosotros. Mientras el Templo

 

estuvo en pie, la relación del judío con HaShem era la de un siervo con su amo, la de un súbdito con su rey. Esto se evidenciaba por la manera cómo el cohén gadol tenía que entrar y salir del Lugar Santísimo: de frente al arca y retrocediendo varios pasos hasta que finalmente podía dar la espalda. Tal protocolo corresponde necesariamente al de un siervo ante su señor, un súbdito ante su rey.

 

Ahora que el Templo terrenal está destruido, y no tenemos sumo sacerdote de la familia de Aharón que pueda entrar allí a presentar la sangre del macho cabrío para la expiación, la lección debe ser aprendida: nuestro acercamiento a HaShem es la de un hijo a su Padre. Cuando un hijo se despide de su padre, el protocolo de un siervo ante su amo o de un súbdito ante su rey, deja de funcionar por naturaleza.

 

Por lo tanto, HaShem no solamente es nuestro Rey, es también nuestro Padre celestial y por tanto, El puede expiar nuestros pecados sin Templo y sin el protocolo sagrado de Yom Kipur ¡Y lo ha hecho por medio de su siervo justo, Yeshua HaMashiaj! Cuando estudiamos todos los detalles relacionados con el Día de Yom HaKipurim como fue establecido en la ley de Moisés nuestro maestro, nos damos cuenta que lo intrincado de la ceremonia sugiere la idea de que sin Templo y sin aquellos complicados actos litúrgicos es imposible obtener la expiación anunciados para el día del perdón nacional. Es interesante notar que la respuesta de Rav Akiva no menciona la palabra “expiación”, sino “purificación”: “Feliz eres tú, Israel…

¿Quién te purifica? Tu Padre en los cielos”. Esto significa que el día de expiación contiene el componente adicional de “purificación” además de “expiación”.

 

A este hecho llama la atención Rav Shaul, una generación antes de Akiva, cuando afirma: “Si la sangre de machos cabríos (una alusión a los dos machos cabríos ofrecidos en Yom Kipur) y de toros y la ceniza de la becerra (roja) rociada sobre los inmundos, santifican para la “purificación” ritual, ¿cuánto más la sangre del Mashiaj…limpiará vuestras conciencias de las obras muertas para servir al Di-os viviente? (Carta a los judíos 9:13,14).

 

Por tanto, estando ya presente Mashiaj, la ausencia del Templo, del Cohen Gadol y de los machos cabríos relacionados con Yom Kipur, no afecta para nada la pérdida del protocolo del Día del Perdón, porque tenemos la fuente real de expiación, purificación y perdón que fueron expresadas por medio de ordenanzas que no eran la sustancia misma, sino la sombra que anticipaba una mejor esperanza. Un milenio después de las reflexiones de Rav Akiva, otro maestro de Israel de origen español, Maimónides (Leyes de Teshuvá 1:3) escribiendo sobre el mismo tema, y haciendo una exégesis de Lev. 16:30, procura encontrar una solución apropiada a la difícil pregunta cómo obtener expiación sin Templo, sin sacerdocio y sin machos cabríos (que tengan un lugar dónde ser ofrecidos). Esta es su respuesta:

 

“Ahora que no hay Templo ni altar para la expiación, nos queda solamente el arrepentimiento. Por tanto, el arrepentimiento (teshuvá) expía por todo (tipo de pecado). Incluso si uno ha sido transgresor toda la vida y justo al final de la existencia se arrepiente, ninguna de sus transgresiones será recordada… y el día de Yom Kipur mismo expía para los que se arrepienten, como está escrito: “En dicho día se hará propiciación por ustedes”.

 

Como es evidente, Maimónides presenta dos ideas interesantes:

 

Primero, que la ausencia del Templo nos fuerza a considerar que el “arrepentimiento” exigido para Yom Kipur ya no es visto como un requisito de expiación, sino como la fuente de expiación.

 

Segundo, que el día mismo de expiación (Yom HaKipurim cronológico) más que los sacrificios y el protocolo exigido al cohén gadol, es fuente de expiación. En otras palabras, que las 24 horas que dura el día de Yom Kipur, el décimo día del séptimo mes de cada año bíblico, es en sí mismo, un medio por el cual la expiación puede ser obtenida.

 

Si juntamos ambas ideas, “el arrepentimiento y el día”, entonces lo que prometía Yom Kipur con todo el ceremonial realizado por el cohén gadol que incluía el uso de dos machos cabríos, uno para ser presentado ante el Señor detrás del velo y el otro para ser enviado a Azazel al desierto (Lev.16), son suficientes para obtenerlo y consecuentemente podemos prescindir de las exigencias de la ofrenda por el pecado exigida en la ley de Moisés.

 

Por tanto, la falta de Templo y la ausencia del servicio del cohén gadol juntamente con la ofrenda por el pecado relacionada con Yom Kipur, no impide para nada recibir los beneficios prometidos en Yom Kipur. Esto es extraordinariamente interesante especialmente cuando reconocemos que proviene de uno que afirma en el noveno de sus Trece Principios de Fe, que la Toráh “ no será ni en un ápice modificada ni cambiada por otra, ni Dios revelará otra Torá”.

 

Si esto es así, ¿cómo vamos a decir entonces que sin Templo, sin sacrificios y sin cohén gadol que ofrezca dichos sacrificios, según la ley de Dios, “que no puede ser ni en ápice cambiada por otra”, puede haber expiación y purificación, prescindiendo precisamente de todo el protocolo y ceremonial establecido y demandado por la Torah misma?Por oro lado, si podemos encontrar la expiación y el perdón sin nada de lo exigido por la ley de Moisés en lo relacionado con la ofrenda de sacrificios exigidos para Yom Kipur, diciendo que el “día mismo de Yom Kipur” expía el pecado de los que se arrepientan, ¿por qué tanto Maimónides como Akiva como el resto de los sabios de Israel siguen insistiendo en orar por la reconstrucción del Templo: “Y reconstruye prontamente y en nuestros días el Santo Templo para que podamos ofrecer delante de Ti, la ofrenda que expiará por nosotros, como nos los prescribiste en Tu Toráh por medio de tu siervo Moisés…”? (Sidur, rezo diario de shajarit).

 

Si como afirma Maimónides, el arrepentimiento y el Día mismo de Expiación son suficientes (sin Templo, ni cohén gadol ni ofrendas) ¿por qué entonces suplicar al Eterno, cada día, por la restauración de la “ofrenda que expiará por nosotros”, si ya dicha ofrenda no es necesaria según Maimónides? Dios dice en Su Torah que para la expiación del pecado tiene que haber una “ofrenda por el pecado”, sin la cual no habría remisión ni perdón. Maimónides dice que esa ofrenda ya no es necesaria, porque el “arrepentimiento y el día mismo de expiación” son ahora la fuente de expiación segura para Israel.

 

¿Seguro? ¿Expiación sin ofrenda por la expiación? Declarar que puede haber expiación sin una ofrenda por la expiación es alterar la ley de Dios, un asunto que el propio Maimónides afirma que no puede ser realizado, pues la Toráh: “no será ni en un ápice modificada ni cambiada por otra”.

 

Al afirmar que la ofrenda por el pecado exigida por la Toráh para Yom Kipur no es un problema y que podemos obtener expiación sin ella, Maimónides está negando sus propios principios de fe, está modificando y cambiando la ley de Dios. Si decimos, como creyó Akiva, Maimónides y la mayoría de los maestros de Israel que siguen rechazando a Yeshua como Mashiaj, que basados en Oseas 14:2, Di-s por medio del profeta Oseas, posterior a Moisés, establece que las oraciones de los labios reemplazan los toros del altar, entonces tenemos que aceptar que “la ley levítica ha sido cambiada por Di-os mismo”, Su dador. En efecto, por medio del Sidur (Oraciones de Shajarit), se enseña a creer a los hijos de Israel que Di-os ha cambiado su Ley y ha reemplazado los sacrificios del Templo, por la ofrenda de nuestros labios. Esta es la oración que los sabios que rechazan a Yeshua, demandan que cada día confiesen los hijos de Israel:

 

“Sea Tu voluntad, oh Eterno, nuestro Di-os y Di-os de nuestros padres que las alabanzas de nuestros labios sean apreciadas, aceptadas y gratas ante Ti como si hubiéramos ofrecido la ofrenda continua a su tiempo y como si hubiéramos estado en nuestro puesto, como está escrito: “Serán sustituidos los toros (de las ofrendas) con (la plegaria de ) nuestros labios”

 

¿Cómo decir entonces: “Creo con perfecta fe que la Torah de Di-os no será ni en un ápice modificada ni cambiada por otra, ni Dios revelará otra Torá”? Es evidente que la destrucción del Templo y la ausencia del cohén gadol que actúe como intermediario y la ofrenda misma cuya sangre debía ser ofrecida detrás del Segundo velo, es una terrible pérdida para Israel.

 

 

 

¿Cuál es realmente nuestra  única alternativa?

 

¿Yom Kipur sin Templo para la expiación?

 

Por Dan ben Avraham

 

¿Cómo podemos obtener los beneficios de Yom HaKipurim sin Templo?

 

La promesa del sacerdocio eterno dado al Mesías por la vía de Malqui-Tzedek, no de Aharón, demanda que el Templo donde el Mesías ejerciera su función sacerdotal no podría ser el terrenal, pues allí, solamente los descendientes de Aharón podrían ministrar. ¿Dónde podría entonces el Mesías ejercer su función sacerdotal? ¿En qué tabernáculo podría entrar y ofrecer la sangre que expiará para siempre nuestros pecados? La respuesta nos la proporciona la Escritura misma que nos enseña la existencia de dos tabernáculos. Uno

 

terrenal, ensamblado por Moisés, y otro celestial, el que le fue mostrado a Moisés como referencia o modelo para construir el terrenal (Ex. 25:40; 26:30). Moisés hizo todo siguiendo al pie de la letra el modelo del tabernáculo celestial que le fue mostrado en visión en el monte santo (Núm. 8:4). Fue allí donde entró nuestro Santo Maestro para ofrecer la ofrenda de expiación por nuestros pecados de muerte una sola vez y para siempre.

 

 

 

El RaShTá nos dice (antología de Hebreos 9 y 10):

 

“Porque no entró el Mesías en un santuario hecho de manos, sino en el del mismo cielo, para presentarse ahora a nuestro favor en la presencia de Di-os. Y no para ofrecerse muchas veces, tal como el cohén gadol tenía que hacer en el Lugar Santísimo con sangre ajena (una referencia a la sangre del macho cabrío que se ofrecía todos los años)…porque la ley levítica (relacionada con los sacrificios por los pecados, incluyendo Yom Kipur) no es la sustancia misma de las cosas celestiales, sino el recipiente que contiene la sombra de los bienes venideros que han sido prometidos para venir, por lo que nunca pueden perfeccionar a los que se acercan por esos mismo sacrificios que se ofrecen año tras año (una referencia al Día de Yom HaKipurim). Si así no fuese, los que se acercan a YHWH por medio de ella, una vez purificados, ya no tendrán más conciencia de los pecados y en tal caso, ¿no habrían cesado de ser ofrecidos? Pero en ellos se hace memoria de los pecados, cada año (una referencia a las confesiones del pecado que tienen lugar en Yom Kipur)…Ahora bien, donde hay remisión permanente de esas cosas, no hay necesidad de mas ofrenda por pecado voluntario”.

 

La expresión “no hay necesidad de mas ofrenda por pecado” debe repercutir poderosamente en el corazón de cada uno de nosotros todo el tiempo, mas sobre todo, en los días cuando se acerca Yom HaKipurim. Vemos con preocupación cómo tantos creyentes, procurando encontrar sus raíces hebreas de su fe, se vuelcan a los sidurim tradicionales para reproducir, mediante rezos y declaraciones especiales, todo el ritual que tenía lugar el día de Yom HaKipurim con la mira de echar mano, de alguna manera, a esa fuente de expiación, ignorando que como netzaritas o discípulos del Yeshua, tenemos una fuente de expiación superior y permanente.

 

¿Cómo reconciliar esto entonces con los oficios que se ofrecen en Yom Kipur? ¿Qué confesiones debemos hacer? ¿Qué confesiones debemos evitar? ¿Dónde está la línea divisoria entre ambas realidades? ¿Cómo entonces vamos a santificar este mandamiento de expiación si ya la hemos recibido? ¿Cómo vamos a confesar los pecados que ya han sido perdonados una vez y para siempre? ¿Cómo suplicar por perdón los que ya han sido perdonados? ¿Cómo vamos a afligir nuestras almas cuando por una sola ofrenda ha hecho perfectos para siempre a los que por medio de él se acercan al Padre?

 

¿No sería tal aflicción una negación de los méritos del justo por los injustos, del que siendo rico  se  hizo  pobre  para  que  por  su  pobreza  fuéramos  enriquecidos?  ¿No  estaríamos

 

afrentando la gracia que ya nos ha sido dada una vez y para siempre, colocándonos en una posición que introduce el principio de absoluta pecaminosidad y absoluta exclusión de Su presencia? ¿Cómo podemos reconciliar “Consumado es” con “Soy culpable y el pecado está siempre delante de mí”? Por supuesto, hay varias razones para ayunar y afligir nuestras almas en Yom HaKipurim.

 

Primero, por nuestro pueblo Israel. Sabemos que hay un endurecimiento “parcial” con respecto a la identidad de Yeshua como Mashiaj por amor a las naciones, a fin de darles un tiempo para abandonar sus ídolos y convertirse al Uno y Único Elohim verdadero, el Elohim de Israel. La gran sensibilidad espiritual que existe en todo judío para este tiempo con respecto a la búsqueda de una fuente de expiación y perdón es muy grande. Pueda el Eterno que es bueno, tomar esa ocasión para levantar el veredicto que oculta a nuestro Santo Maestro y que este año sea un año de redención completa para nuestros parientes según la carne. Por eso debemos ayunar.

 

Segundo, Yom HaKipurim no fue diseñado para perdonar las ofensas entre los miembros de la Casa de Israel, por lo que es preciso que, siguiendo las instrucciones del Maestro, vayamos a nuestro hermano que nos haya ofendido, o que creamos o sintamos que nos haya ofendido y procuremos la reconciliación. Muchas veces esto no se logra por diferentes circunstancias. Yom HaKipurim nos permite afligir nuestras almas por ello y encontrar por medio de Mashiaj, la reconciliación necesaria. No podemos ser instrumentos de redención llevando en nuestros corazones raíces de amargura, resentimientos y hostilidad hacia aquellos que sentimos ( si en verdad o no, no importa) que nos han hecho algún daño, sea en nuestro honor, posesiones o cualquier otro aspecto de la vida diaria. Buscar el perdón y la reconciliación entre los miembros de la Casa de Israel es crítico para que Yom HaKipurim sea realmente una experiencia de elevación espiritual. Cuando esto no es posible a tiempo, habiendo hecho todo lo que humanamente es necesario para lograrlo, entonces Yom HaKipurim es una ocasión maravillosa para encontrar la paz interior, porque debemos buscarla, en cuanto dependa de nosotros.

 

Tercero: Yom HaKipurim es un tiempo propicio para ayunar por la salvación del mundo. Cada día las puertas de la redención se van cerrando para las naciones y abriendo más para Israel. No sabemos cuándo concluirá “el tiempo de los gentiles”, por lo que ayunar y afligir nuestras almas por la salvación del mundo es una ocasión propicia como en ningún momento del año. Aprovechar este momento es de sabios.

 

Cuarto: Yom HaKipurim es una oportunidad para echar mano a los méritos de Mashiaj para nuestro perfeccionamiento espiritual, pues aun estamos en el cuerpo y la presencia del “yétzer hará” no ha sido quitada de nuestras vidas. Todavía cometemos errores y transgresiones y es preciso un constante retorno a nuestro Padre en los cielos por medio de Mashiaj. Yom HaKipurim es una excelente ocasión para tomar nuevas decisiones de santidad y corrección espiritual pues aunque justificados y perdonados todavía no hemos sido perfeccionados completamente. La sensibilidad espiritual de estos días crea el entorno apropiado para buscar ese perfeccionamiento.

 

Quinto: Yom HaKipurim es un “ensayo” o “práctica” de lo que será el momento cuando la sentencia final será establecida por la eternidad. Ahora, temporalmente, es una sentencia anual, pero luego será definitiva y eterna. Debemos aprovechar la ocasión para entrar en este “ensayo” de la forma más solemne y reverente tratándose de un momento profético único y extraordinario.

 

Sexto: Aunque no seamos responsables de todos los pecados cometidos por nuestro pueblo, debemos identificarnos con ellos como si fueran nuestros. Mientras una sola alma de Israel esté en peligro, todos debemos sentirnos que morimos con ella. Daniel, el profeta del exilio, aunque no pecó en lo relacionado con las causas del exilio babilónico, no dudó en identificarse plenamente con aquellas causas y oraba diciendo:

 

“Señor, Di-s grande y terrible, que cumples tu pacto de fidelidad con los que te aman y obedecen tus mandamientos: Hemos pecado y hecho lo malo; hemos sido malvados y rebeldes; nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus leyes. No hemos prestado atención a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes y príncipes, a nuestros antepasados y a todos los habitantes de la tierra. Tú, Señor, eres justo. Nosotros, en cambio, somos motivo de vergüenza en este día; nosotros, pueblo de Judá, habitantes de Jerusalén y de todo Israel, tanto los que vivimos cerca como los que se hallan lejos, en todos los países por los que nos has dispersado por haberte sido infieles. Señor, tanto nosotros como nuestros reyes y príncipes, y nuestros antepasados, somos motivo de vergüenza por haber pecado contra ti. Pero aun cuando nos hemos rebelado contra ti, tú, Señor nuestro, eres un Di-s compasivo y perdonador. SEÑOR y Di-s nuestro, no hemos obedecido ni seguido tus leyes, las cuales nos diste por medio de tus siervos los profetas. Todo Israel se ha apartado de tu ley y se ha negado a obedecerte. Por eso, porque pecamos contra ti, nos han sobrevenido las maldiciones que nos anunciaste, las cuales están escritas en la ley de tu siervo Moisés”.

 

Ciertamente que Daniel no formó parte del grupo que se rebeló contra los profetas y contra los mandamientos ordenados por medio de Moisés, sin embargo, como miembro del pueblo de Israel se identifica con aquellas transgresiones y procura el perdón a favor de todo su pueblo. Ese mismo espíritu debe prevalecer en nosotros sobre todo ahora que tenemos el beneficio de los méritos de nuestro Santo Maestro a nuestro favor. Cuanto ponemos todas estas cosas en su justa perspectiva, y sin negociar en un ápice los méritos vigentes y activos de nuestro Santo Maestro, todo lo contrario, echando mano a ellos, nos damos cuenta que Yom HaKipurim es toda una oportunidad maravillosa para alcanzar tan sagrados y elevados propósitos espirituales”.

 

A esto debemos agregar lo siguiente:

 

Primero, Yom Kipur no es una ordenanza para un individuo, aunque lo incluye, sino, sobre todo, para la nación completa de Israel y mientras haya un alma judía que no haya recibido expiación, todos nosotros, como nación, estamos incompletos y enfermos pues cuando un miembro del cuerpo se duele, todos los demás miembros se duelen con él.

 

Segundo: Nuestro justo Mashiaj dijo: “El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies”. Por lo tanto, esta es una oportunidad excelente para lavarnos los pies, es decir, para confesar cualquier ofensa cometida aun después de haber sido lavados, pues escrito está: “Estas cosas han sido escritas para que no violéis la Torah, pero si alguno la hubiere violado, abogado tenemos para con el Padre a Yeshua HaMashiaj, HaTzadik, quien es la propiciación de nuestros pecados”.

 

Por tanto, hacemos de este día una excelente ocasión para humillarnos y aceptar sobre nosotros nuestra responsabilidad como pueblo y clamamos para que HaShem tenga misericordia de todos nosotros como una sola familia que somos al compartir todos una chispa del alma del Mashiaj. Debido a lo que alguien hizo a nuestro favor, conforme las Escrituras, si hacemos teshuvah y todos nos volvemos de nuestros malos caminos al Eterno, HaShem es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad y los méritos de aquél que derramó su alma hasta la muerte, nos limpia de todo pecado.

 

De la misma manera que los méritos del HaTzadik operan solamente en los que hacen teshuvah, así también en Yom HaKipurim, si hubiera Templo, cohén gadol y ofrenda expiatoria, por decreto del Eterno, todos los hijos de Israel que hagan teshuvah, reciben la gracia del perdón de los pecados involuntarios y la esperanza de la vida eterna.

 

Debemos tener siempre presente que la repetición anual de Yom HaKipurim indica su imperfección de quitar permanentemente el pecado, pero aquél cuyo sacerdocio es eterno, llevó una sola vez y para siempre la vergüenza de nuestro pecado para que ahora podamos confiadamente, acercarnos al trono de la gracia e interceder por nuestro pueblo identificándonos con los pecados de toda la Casa de Israel para que seamos objeto del perdón divino y de recibir la gracia de la vida eterna. Es dentro de este contexto que podemos acercarnos confiadamente a este día especial de nuestro anuario.

 

Violaciones de Yom HaKipurim

 

La primera violación es no hacer teshuvah, porque teshuvah es la exigencia fundamental del moed.

 

La segunda violación posible es la del ayuno, porque el ayuno es la manera cómo se expresa la seria intención de humillarnos mientras hacemos teshuvah.

 

La tercera violación es hacer trabajo en el día del ayuno, porque está estrictamente prohibido trabajar en ese día.

 

No se confiesa la bendición Shehejeyanu cuando se encienden las luces que anticipan la llegada de Yom Kipur, pero se deberá tener presente en la mente y en el corazón y esperar hasta que sea dicha en la Sinagoga al tiempo de Kol Nidré.

 

Está prohibido tomar un gallo y hacer kapará, porque transgrede todas las leyes de Yom Kipur quien tal haga. En su lugar, nuestro Kapará será diferente, como ha sido explicado en una entrega previa.

 

No se usan zapatos o cinturones de cuero durante Yom Kipur.

 

No se tienen relaciones maritales en Yom Kipur ni nada que pueda representarlo.

 

No se come ni bebe, excepto en casos de fuerza mayor, como brit miláh o enfermedad o condición física que requiera comer (personas con diabetes, o bajo tratamiento médico).

 

Nota: Cada persona debe consultar con su médico familiar para saber si puede o no ayunar las 26 horas de ayuno de Yom HaKipurim. Mientras no sea indicado, toda la liturgia aplica también a Benei Avraham.

 

Limitaciones de Yom HaKipurim

 

En Yom HaKipurim son expiadas solamente las transgresiones no intencionales hechas directamente contra el Eterno, no contra el prójimo, por lo tanto, antes de entrar en Yom HaKipurim, debemos asegurarnos que nuestras deudas con el prójimo, han sido sanadas, al menos en cuanto dependa de nosotros.

 

Yom Kipur: El secreto está en la debida preparación

 

Como en todos los moedim, la preparación final comienza el día previo a la santificación del moed. Esta preparación tiene dos lados o dimensiones: interna y externa, en ese orden.

 

Internamente

 

La preparación incluye el máximo tiempo posible de oración y lectura de los Tehilim, especialmente aquellos que suplican por el perdón y animan a las obras de justicia como fruto de arrepentimiento.También incluye solicitar perdón a todas las personas que hayamos ofendido y asegurarnos que ya contamos con su favor. Especialmente a los padres, si viven, debemos pedir perdón por cualquier pecado que hayamos cometido que haya traído deshonor sobre sus nombres. Si ya no están con nosotros, debemos pedir al Cielo que nos perdone por cualquier ofensa que hayamos cometido contra el honor y el buen nombre de nuestros padres.

 

Un hijo o hija que no pida perdón a sus padres antes de Yom Kipur se expone a no ser perdonado y acarrea sobre sí mucha condenación durante el próximo año, hasta el siguiente Yom Kipur, pues ha sido declarado por nuestro Maestro, que nuestro Padre en los cielos no nos perdonará si nosotros no perdonamos, y la base para perdonar es solicitar el perdón.

 

Por tanto, los hijos deberán asegurarse de pedir disculpas y perdón a sus padres antes que llegue Yom Kipur. Los padres, por su parte, no deben exponer los hijos a ira, como nos enseñaba el rabino de Tarso, y especialmente antes de Yom Kipur, debemos perdonar a nuestros hijos, de todo corazón, cualquier falta que hayan cometido contra nuestro honor aun cuando no nos pidan perdón. Los esposos también deben procurar por todos los medios, sanar cualquier herida oculta que estuviese entre ellos y perdonarse mutuamente antes de la llegada de Yom Kipur.

 

Por el bien de la paz, la esposa y el esposo no tienen necesariamente que especificar el tipo de falta que han cometido, pero sí suplicar perdón por cualquier cosa que hayan hecho que les causó dolor o tristeza, pues ya ha sido dicho cómo los golpes emocionales son más difíciles de sanar que incluso los físicos o los económicos.

 

Los talmidim deben pedir perdón a sus maestros y los maestros deben perdonar a sus talmidim. El propio Jazán y el rabino de la comunidad, antes de iniciar el servicio oficial de Yom Kipur, deben pedir, públicamente perdón a la comunidad por cualquier palabra o acción dicha o hecha que haya causado dolor, tristeza o daño a la comunidad. La sinagoga o Bet Keneset debe mantenerse en penumbras para mostrar la seriedad del día y la ingente necesidad de abandonar finalmente las tinieblas del pecado y movernos hacia la luz de la edad mesiánica. No debe faltar nunca la solicitud por la redención final de todo Israel, especialmente en la bendición después de la comida previa al comienzo del ayuno, donde la solicitud por la reconstrucción del Templo está íntimamente relacionada con la redención final.

 

Externamente:

 

  1. Inmersión en la Mikvé como preparación para el día sagrado que se

 

  1. Ropa apropiada. Generalmente

 

  1. Almohadillas sobre las cuales habrá de postrarse el pueblo asistente en algunas secciones de la

 

  1. Kaparot

 

 

 

Evidentemente, la práctica de kapará con un gallo o una gallina no es permitida en nuestra Alianza.

 

Tal acción consiste en tomar, preferiblemente un gallo o una gallina para no dar la impresión de que es una de las ofrendas del templo, y es degollado para ver su sangre derramarse en tierra, con la intención de que la persona reflexione acerca de sus pecados, visualizando el

 

terrible final del animal que no tiene nada que ver con sus faltas, pero muere, sustitutivamente, por ellas.

 

Luego, el animal mismo es convertido en sopa y regalada a los pobres o simplemente vendido y su dinero dado en forma de tzedaka, haciendo de las dos cosas un simbolismo de la expiación de las faltas cometidas.

 

El Shuljan Aruj que es el código central de la halajáh (ley judía) para el judaísmo ortodoxo sefardí, no recomienda dicha práctica y aunque no menciona las razones principales de tal recomendación, trae presente el hecho de que tal acción puede llevar más bien a la violación de ciertas prohibiciones, que la obediencia a las mitzvot.

 

Para nosotros, no obstante, además de las razones expuestas en el Shuljan Aruj para no recomendarlo, hay otras más importantes. Señalamos las siguientes:

 

Primero, es una práctica de origen dudoso, por no decir pagano y no tenemos nada que hacer con eso.

Segundo, es una violación de la Torah que afirma que solamente en el Templo de Jerusalem se pueden hacer los sacrificios. Si no hay Templo, no podemos hacer sacrificios de animales. Ciertamente que el gallo no se usaba como animal del sacrificio, pero aun los rabinos antiguos se opusieron a dicha práctica por considerarla inapropiada.

Tercero: Tenemos un mejor sacrificio basado en una mejor promesa.

Cuarto: Tal ceremonia desvía la atención del corazón de lo verdaderamente importante en Yom Kipur que es un espíritu humillado y contrito delante del Eterno.

 

Por ejemplo, en la ceremonia de kaporot, la persona toma el gallo y le hace dar tres vueltas sobre su cabeza y entonces dice tres veces:

 

“Esta es mi sustitución, éste es mi intercambio, ésta es mi expiación. Este gallo será degollado y yo tendré una vida buena y en paz”.

 

Si lo hace por otra persona que es varón, en vez de decir, “mi sustitución”, dice “tu sustitución” etc., y si lo hace por una mujer, entonces se toma una gallina y se dice: “Esta es tu sustitución…”, etc. En el evento que no haya ni gallos ni gallinas, se usa dinero y se sigue el mismo ceremonial.

 

Como es evidente, la persona que crea esto, estará confiando en la sangre del gallo para su expiación, lo cual es una violación de la Torah. Está prohibido completamente para nosotros.Nosotros tenemos una mejor sangre y un mejor sacrificio.

 

Parte de la preparación, no obstante, está relacionado con la debida abstención de las cinco cosas no permitidas en Yom HaKipurim, excluyendo la prohibición de admitir pensamientos profanos. En otras palabras, no debemos siquiera dejar que un mal pensamiento se  anide

 

en nuestra mente. Esto es válido para todos los días, pero de manera especial como parte de nuestra preparación para recibir Yom Kipur de la forma más apropiada. Al guardarnos de estas cosas, estaremos cumpliendo la instrucción divina de afligir nuestras almas delante del Eterno con la mira de identificarnos con todo nuestro pueblo Israel y la situación de desesperanza que llena las naciones.

 

¿Cuáles son entonces las cosas que debemos cuidar  en Yom Kipur?

 

Aunque ya se mencionaron algunas previamente, resaltamos las siguientes cosas que deben evitarse en Yom Kipur:

 

Primero: Comer o beber. Segundo: Bañarse.

Tercero: Usar perfumes de clase alguna. Cuarto: Usar zapatos de cuero.

Quinto: Relaciones maritales.

 

Excepciones

 

Hay excepciones a las reglas que debemos observar relacionadas con las prohibiciones previas. Entre las más importantes destacamos las siguientes. Aunque ya se indicaron algunas, se enfatizan las siguientes:

Niños y niñas

 

Cualquier niño o niña menor de bar y bat mitzvah, no está obligado a ayunar en Yom Kipur, pero los sabios nos dicen que si ya han cumplido los 9 años y su condición física lo permite, deberían ayunar las horas que puedan, para instruirlos apropiadamente para la adultez. Por ejemplo, si el niño o niña tiene por costumbre desayunar a las 7 AM, que en Yom Kipur desayuno a las 10 AM e incluso más tarde, si físicamente puede soportarlo. Los padres, no obstante, no deben exponerlo más allá de sus propias fuerzas físicas, porque entonces, lejos de amar el día, lo aborrecerán en su corazón y debemos tener mucho cuidado con eso.

 

Adultos

 

Aunque todos estamos obligados a ayunar en Yom Kipur, si un médico aconseja que una persona no deba ser expuesta al ayuno, por razones de su salud, queda excluido y no peca. Una mujer que ha dado a luz tres días previos a Yom Kipur, no puede ayunar y no se le debe permitir ayunar aun cuando lo desee. Está exenta y no peca. Luego de 3 días y antes de 9, previo a Yom Kipur, si ella afirma que puede ayunar, se le obedece pero si se siente   débil,

 

se le alimenta. Y si evidentemente está muy débil, aun cuando desee ayunar, no se le hace caso y se le alimenta.

 

Así como es una violación no ayunar pudiéndolo, así también lo es ayunar cuando no se puede por razón de salud. Ambos casos deben ser tenidos en cuenta. Debemos recordar lo que nos fue dicho: “Misericordia quiero y no sacrificio”, y como explicó nuestro Rebe, teniendo en cuenta este principio, no condenaremos nunca a los inocentes.

 

La comida para los enfermos deberá preparase antes de la llegada de Yom Kipur. Lo mismo aplica para las bebidas, aunque solamente se usaría agua a los intervalos necesarios. En casos de ciertos enfermos que tienen que comer ciertas comidas juntamente con ciertas medicinas para preservar su salud, pues de lo contrario causaría un daño al cuerpo, se le excluye también del ayuno en Yom Kipur. Una persona fuera de sus cabales, está exenta de todas las leyes de Yom Kipur.

 

Comidas previas

 

En la víspera de Yom Kipur se deberá tener cuidado de no comer comidas pesadas y grasosas, sino las que sean más fáciles de digerir, de tal manera que durante el día del ayuno el yetzer hará tenga el mínimo de recursos para robarnos la concentración apropiada del día.

 

No se dejan los alimentos cocinados y calentándose ni aun cubiertos para que esté lista la comida para cuando haya concluido Yom Kipur, porque es una tentación innecesaria, excepto si es para los enfermos.

 

Se viste de forma elegante, hermosa y limpia para Yom Kipur y se dará preferencia al color blanco sobre el resto de los colores. Los varones piadosos procurarán vestir su mejor kitel para ese día. La mesa de la casa será vestida con el mejor mantel disponible, y será dejada así de hermosa durante todo el día de Yom Kipur, pero sin platos, ni vasos ni cubiertos encima.

 

La última comida previa a Yom Kipur deberá hacerse cuando aun es de día, porque es una costumbre de los profetas añadir un tiempo extra a favor de Yom Kipur y considerarlo como presente, aun cuando todavía el sol no haya caído en el horizonte ni las luces de tres estrellas sean aun vistas.

 

Este agregado de tiempo (tosefet) se hará desde unos 30 hasta 5 minutos antes de la caída del sol cuando entra Yom Kipur. Esto debe aplicar más a las mujeres que los hombres, pues éstos deberán estar listos para Yom Kipur con la oración de minHaShem para Yom Kipur y su comida sería más temprano. Pero los esposos pueden ponerse de acuerdo para hacerlo de tal manera que puedan cenar juntos con toda la familia, la última cena previa a Yom Kipur.

 

Kaparot Permitido

 

El término “kaparot” significa literalmente, “expiaciones”, e incluye la idea de transferir a otro, mi culpabilidad de tal manera que quedo limpio de las transgresiones cometidas. La manera de hacer kaparot debe incluir dos cosas centrales: un profundo estado de contrición y arrepentimiento y frutos dignos de arrepentimientos, es decir, obras de justicia, que puede ser expresado en tzedaká para los pobres. Durante todo el proceso de kaparot, la persona debe estar conciente de lo que hace y asumir una actitud seria y responsable buscando mejorar su vida, sus acciones, sus pensamientos y elevar su espiritualidad, en virtud de los méritos del HaTzadik, nuestro justo Mashiaj. Antes de la llegada de Yom Kipur y como parte de su preparación, se hace el siguiente memorial.

 

Se coloca una servilleta con arena o tierra derramada sobre ella.

 

Se toma una copa y se llena de vino, representativa de la sangre del pacto que fue derramada por muchos.

 

Entonces, se confiesa la siguiente plegaria.

 

“En aras de la unificación del Nombre Sagrado, bendito es, y en Su Presencia, con amor y temblor, a fin de acercar nuestras almas en unidad al Nombre Inefable, en Nombre de Su diestra y a favor de Todo Israel, he aquí que me dispongo ahora a realizar este memorial de expiación con el propósito de confesar mi rectificación espiritual. Que sea Tu voluntad, Eterno, Eloah nuestro y Eloah de nuestros padres, que este momento en el cual Tu bondad se extiende sobre el mundo y especialmente sobre tu pueblo Israel, sea un tiempo de misericordia y de gracia para mi, como está escrito: “Y tú te levantarás para compadecerte de Tzión, pues éste es el momento de consolarla, pues ya ha llegado su hora” (Tehilim 102:14). Y que sea Tu voluntad traer desde el Cielo, prontamente y en nuestros días tu Santa Casa en tu Santa Ciudad, bajo la dirección de tu justo Mashiaj, para que allí podamos cumplir delante de Ti, todas las instrucciones relacionadas con el memorial de la expiación de toda la Casa de Israel y los justos de las naciones. Que la expresión de mi boca y la meditación de mi corazón sean gratos delante de Ti, mi Roca y mi Salvación”.

 

La persona toma la copa y le da tres vueltas sobre su cabeza y confiesa tres veces seguidas:

 

“Esto representa mi sustitución, esto representa mi intercambio, esto representa mi expiación. Este vino que fue derramado, representa el alma derramada de mi justo Mesías, quien me imparte vida y me imparte paz”.

 

Si lo hace en honor de otra persona, dará las tres vueltas y dirá tres veces:

 

“Esto representa tu sustitución, esto representa tu intercambio, esto representa tu expiación. Este vino que fue derramado, representa el alma derramada de tu justo Mesías, quien te imparte vida y te imparte paz”.

 

Si lo hace en honor de otra persona que aun no ha recibido la revelación del significado de este kaporet, hará lo mismo y dirá tres veces:

 

“Esto representa tu sustitución, esto representa tu intercambio, esto representa tu expiación. Este vino que fue derramado, representa el alma derramada de nuestro justo Mesías, quien te impartirá vida y te imparte paz”.

 

Si lo hace en honor de varias personas que no han recibido la revelación del significado de este kaporot, luego de hacer girar la copa tres veces sobre su cabeza, confesará tres veces:

 

“Esto representa vuestra sustitución, esto representa vuestro intercambio, esto representa vuestra expiación. Este vino que fue derramado, representa el alma derramada de vuestro justo Mesías, quien os impartirá vida y paz”.

 

Una vez concluido esto, se derramará la mitad del vino sobre la tierra colocada previamente sobre la servilleta, en memoria del precepto bíblico de cubrir la sangre. Antes de derramar el vino sobre la tierra, dirá esta bendición:

 

“Baruj Atá Adonai Elohenu Mélej haolam asher kideshanu bemitsvotav vetsivanu al kisuy hadám beafar”

 

“Bendito eres tú HaShem, nuestro Eloah, Rey del universo, que nos has santificado con tus mandamientos y nos has ordenado cubrir la sangre con tierra”.

 

Acto seguido, se derrama la mitad del vino contenido en la copa y se observa como es literalmente “tragado” por la tierra. Entonces, el resto del vino lo beberá. Antes de beberlo, dirá la bendición correspondiente y luego, la que sigue y entonces se bebe, concluyendo así el memorial.

 

“Baruj Atá HaShem, Elohenu Mélej haolam, bore peri haguefen”.

 

“He aquí yo confieso que deseo servir al Eterno en verdad, en fe y con alegría. Por tanto, en esta hora mi alma, con todos mis pensamientos, con todos mis sentimientos y con todas sus acciones, queda unida al alma de Mashiaj, Yeshua ben David, y confieso que por sus méritos he recibido y recibo expiación de todos mis pecados y que por Sus méritos toda la Casa de Israel será salva y entrará al mundo futuro, como está escrito. He aquí yo confieso que en este Yom HaKipurim mi alma y el alma de cada uno de los miembros de mi familia, y el alma de todos los miembros de la Casa de Israel, hemos recibido el perdón de pecados y vida eterna por los méritos de aquél por cuya herida somos sanados y por cuya llaga, somos curados. Amén”.

Deja un comentario